A esta hora hace ocho meses estaba plétora. Reía con las visitas que llegaron a ese cuarto ajeno que me fue prestado unos días. Esa mañana separaron por primera vez a R2D2 de mi. Cuarenta semanas a mi lado y esa mañana todo cambió, para él y para mi.
Considero que nunca he tenido una consciencia natural profunda y fue un día extraño. Solo risas. Nada dolía, un ligero tirón bajo mi abdomen hacía cosquillas. La gente seguía viniendo. Las dosis de los medicamentos que me suministraban iban bajando y con ellas un imperceptible malestar que comenzaría a hacer estragos hasta el día siguiente. Pero hoy hace ocho meses nos conocimos, aunque ya cohabitábamos.
Que raro es el amor en todas sus manifestaciones, sigo sin entender ni un ápice y solo me guío por los sentidos... el intelecto es una máquina obsoleta para hablar de las emociones.
Otro mes más. A celebrar con G.
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